Revista Perséfone es una revista cultural, digital, libre y autogestiva.
Este es el octavo número, compuesto por los diferentes materiales que enviaron artistas de los diversos rubros en la octava convocatoria (febrero 2022). En esta ocasión, la temática de la convocatoria fue libre, a elección de cada artista.
RETRATO (EL DÍA A DÍA DE NO SER NI HOMBRE NI MUJER)
Cada día me retrato
repito mi trato conmigo
cada vez, de otro modo
y no me retracto, avanzo.
Trato de tratarme en mi estado
más honesto, aunque eso
sea pintar un movimiento
de serpentina inestable,
un trazo bucle y vaivén.
Mi ropa puede ser:
una marica estallada
un trolo de aventuras
un querubín alocado
una mansa floreada
o una nube nutricia.
Puedo tener una voz grave
y concisa puedo ser suave
y desparramarme.
Recorro mis límites
son como la línea
punteada de un mapa,
ese contorno político
de trazos suspensivos y
pertenencias improvisadas.
Si pisas el territorio
desde adentro
en esta tierra
no se entiende
de qué lado
de la frontera
estás paradx.
Ando por una cornisa
amplia y difusa
donde se afila el cruce
de mis sentidos,
una sinapsis
de identidades.
Es necesario:
no puedo quedarme
a vivir en ninguno
de los dos precipicios.
Cada día me retrato,
repito mi trato
conmigo y lxs otrxs
en acciones y mantras
que dicen algo de mí
y cada vez suenan distinto.
MARÍA MERCEDES SEVARES
instagram: mersevares
AH HONOREM
Sólo ad honorem se escribe un poema
a la vida
Resuelto a no ganar nada
ni a perder mucho
Sólo ad honorem se entrega una mujer
cultivando una semilla que desea ver florecer
El Amor
Sólo ad honorem puede el poema
comprar un poco de amor y ganar mucha soledad
ANA KARINA MARTÍNEZ SANABRIA
instagram: 520Ankh
ANIMALES
El día se apaga como una tragedia
que pierde su filo antes de ser peligrosa
la luz se queda sin palabras
cuando asoman desprolijos
nuestros nombres
en la palidez que traen las sombras
y el frío ya conoce a qué juega la piel
los bordes de esta oscuridad
que duerme
con los párpados abiertos.
Todo descansa sobre promesas
el fuego enmudece su pulso
este ritmo marca el fin de algo
la noche es un grito inolvidable
para quedarnos a solas
como animales
dispuestos
a cazar el sol.
MARCOS COHEN
instagram: Marc0sm0
EVANGELINA ARCE
instagram: vangggge y ___evange
1.
Vos
parásita
adjetivo · nombre masculino y femenino
1.
[organismo] Que se alimenta de las sustancias que elabora un ser vivo de distinta especie, viviendo en su interior o sobre su superficie, con lo que suele causarle algún daño o enfermedad.
2.
Feedback
Si no hay espacio para mi deseo,
¿Cómo hago para desearte?.
LUCÍA BRINGAS
instagram: lulibrin
MÁS ALLÁ DEL BOSQUE
Había pasado entonces quince años desde que asesinaron a mis padres en el medio del bosque. Tenía tan solo diez años y lo presencié todo, sentí sus gritos, sus súplicas y observé como eran apuñalados. Se requiere mucho coraje para eso. Luego dediqué los años restantes a investigar a esa persona sin corazón, que dejó a un niño huérfanoviviendo en un pueblo, con el resentimi ento como única compañía.
Al parecer seguía una especie de patrón, mi pueblo ya tuvo más de seis casos idénticos. Familias asesinadas brutalmente mientras que los niños eran los únicos que quedaban con vida. La demás gente solía acudir a mí con trozos de diarios, ropa de la escena del crimen y cualquier cosa que fuera útil para mi investigación, pero al no llegar al asesino poco a poco las visitas cesaban, el pueblo se volvía solitario por el miedo. Yo, yo estaba seguro de que el culpable se encontraba en aquel lugar verde y enredado de almas perdidas. Una noche decidí tomar valor para volver a ese sitio, atar cabos, saciar mi curiosidad y finalmente acabar con el misterio.
Adentrándome a ese frío punto del bosque lo único que se oían eran mis pasos pisando las hojas secas. El vapor de mi aliento acompañaba cada una de mis pisadas cautelosas, sentí un escalofrío al encontrar una cabaña con aspecto añejo y descuidado, No había señal de que alguien se hallara adentro. Las ventanas no tenían cortinas y dejaba ver que no había ningún tipo de luz iluminando el interior. Avancé lentamente mientras iluminaba con la linterna de mi celular. No me molesté en tocar y abrí la puerta. Una sala de estar vacía se me hizo visible, solo había una cosa en el centro de esta. Una mesa de madera con objetos encima, me acerqué con la curiosidad tan acelerada como mi pulso. Sobre esta se hallaba tres elementos: una cuerda, una remera manchada y un cuchillo que chorreaba sobre la mesa el mismo líquido que la camisa. Sangre.
Sin dudar comencé a sacar fotos. Captando cada prueba que podía mientras miraba urgentemente hacia afuera, la noche se acercaba y el lugar se volvía inseguro. Mi memoria fallaba en la noche, por eso era que mis investigaciones se realizaban solo durante la luz del día. Al terminar salí corriendo, abandonando las pruebas e intentando no tropezar en el camino, con la desesperación acumulada en el pecho y el recuerdo tormentoso de la sangre de mis padres en mi cara.
Al llegar a mi casa, tiré el celular sobre la mesa y no me molesté en tomar mi medicamento. Fui directo a mi cama con el sudor en la frente. Invadido por el terror. La agitación que me había generado ese sitio. Finalmente, cerré los ojos con la esperanza de no tener ninguna pesadilla.
Desperté más cansado de lo normal, no quería levantarme de la cama. Los sucesos de la noche anterior me habían generado un nudo en el estómago. Aun así, recordé que por fin había capturado pruebas de que el asesino se encontraba cerca y debía advertir al pueblo. Tomé con la vista nublada el celular. En la galería no había nada, todas las fotos que había tomado antes de salir corriendo del lugar no estaban. Eso no me convencía, yo había estado ahí previamente, era el atardecer, de ese modo era imposible que mi memoria estuviera fallando como cada noche. A mi cuerpo lo invadió una sensación nerviosa, y sentí mis dientes castañar. Todo indicaba una cosa. El asesino me había descubierto y había entrado a mi casa aquella misma noche para borrar las fotos. Sin dudar ni un minuto abandoné mi casa y comencé a andar
camino al bosque. Miré a mi alrededor con la esperanza de que algún vecino saliera y pudiera explicar la situación, pero no sucedió. Continué mi camino bosque adentro solo, como lo había estado siempre.
Mi sorpresa fue cuando pasé más de tres horas buscando la cabaña. Recorrí todo el paraje con desesperación, convencido de que en algún momento la podría encontrar, pero parecía ir en vano. Agarré mi cabeza con frustración y me convencí de que quizá había soñado todo, que nunca había encontrado la cabaña y jamás capturé las pruebas. Emprendí mi camino a casa.
Al llegar me percaté de que mi puerta estaba entre-abierta, pasé cuidadosamente y quedé anonadado con lo que se alzaba ente mis ojos. Mi sala de estar estaba vacía, no había ningún sillón beige ni la biblioteca llena de libros de colección. Había solo una mesa de madera sobre la cual había dos cosas: una cuerda, y un cuchillo manchado de sangre. Sentí como mi propio rostro perdía el color al notar el elemento faltante. Corrí hacia el espejo del baño, mi cara estaba llena de sangre seca, al igual que mis manos. Titubeé al notar la camiseta con una mancha seca que estaba usando. Observé mis manos temblorosas pintadas de un color escarlata oscuro.
-¿Es usted el señor Malcom?— preguntó una voz masculina proveniente de la cocina.
Caminé unos pasos hacia su encuentro. Varios oficiales de policía se encontraban apuntándome a todo el cuerpo. Atemorizado asentí con la cabeza. Fue suficiente para que dos de los oficiales se abalanzaran contra mí, inmovilizándome en el suelo.
-Queda usted detenido por más de once homicidios— explicó una voz más firme que la anterior.
Comencé a gritar, que había una cabaña que tenía las mismas cosas sobre la mesa. Intenté explicar que tenía las pruebas, pero el asesinome había descubierto y me había incriminado de alguna manera; confesé que los habitantes del pueblo me ayudaban a recolectar pruebas. Ellos solos se burlaron de mí, me acusaron de ser un loco medicado que había matado a un pueblo entero y luego jugaba a esconder pistas y encontrarlas yo mismo al día siguiente. Como si fuera un sádico sabiendo que no podía recordar lo que hacía en la noche.
Aún sigo aquí, entre estas cuatro paredes grises, intentando descifrar como es que no logran creerme. Yo no fui, puedo asegurarlo. Un inocente está prisionero aquí mientras que el culpable de todo esto logró huir, escapar.
Ahora se encuentra...
Más allá del bosque.
FIORELLA MAÑANA
instagram: fiore_tomorrow
EVANGELINA ARCE
instagram: vangggge y ___evange
ELLA Y YO
Cuando salgo me gusta vivir el momento, ser el centro, sentirlo, ser protagonista pero ¿a ella? A ella le gusta ser espectadora. Sentarse en la mesa y ver a la gente bailar sobre ella. Siempre vive en su mundo, su pequeño gran mundo ubicado en las nubes, en dónde suele perderse por momentos, dejando de estar aqui. Mientras, yo mantengo los pies en la tierra, estoy presente en el aquí y el ahora pero lo cierto es que nada me gusta más que verla cuando esta en su mundo. A Ella le gusta dibujar, retratar rostros en trozos de papel, crear obras de arte, el arte en general. Pero a mí nadie me saca el amor a escribir y el amor a cantar, a la música y la poesía en general. A sentarme en esa silla a escribir sobre el amor que tengo por ella.
Ella es loca y revolucionaria, la dejas en el molde y ella se desmolda, lo rompe y crea uno nuevo lo suficientemente grande como para que entre toda la gente loca. En cambio, yo me amoldó, respeto el tope, sigo la forma y crezco según la norma.
Cuando discutimos ella habla, no para de hablar, quiere solucionar, encontrar el problema y actuar. Pero yo nunca logro encontrar las palabras o el momento, lloro todo el tiempo. Ella me abraza, me dice que no pierda la calma, que ama al amor y que el amor me ama a mí.
Competimos juntas de cierta forma, somos un gran equipo. Yo soy competitiva, me gusta ganar, esforzarme y llegar. A ella le gusta verme llegar, aplaudir a mi compás, apoyarme desde el otro lado del telón.
Ella cree mucho en las vibras, en las buenas y malas energías, en todos los dioses, en el “ser superior a nosotros” pero yo creo en mí. En mi poder de lograr todo lo que quiero sin pedirselo a nadie.
A veces la encuentro mirándome, me acerco y suele susurrarme al oído historias en dónde me cuenta que ella es de otro mundo pero que se enamoro de mí, de la tierra.
CANDELA MORÁN
instagram: debrillantearmadura
Desde mi escaso conocimiento general,
recojo al mundo en trozos
y éste retumba en mi cuerpo como una vibración ardiente:
no encuentra en mí ninguna comprensión,
pero le sobra resonancia.
ELISABETH WALHAIN
Mirarte aquella vez fugazmente
fue una especie de electricidad
recorriendo mi ser
despertándome con intensidad
unas ganas tremendas de vivir
y me invitaste no una sino tantas veces
a darnos besos
que haría un vino dulce de ellos
te sigo dando caricias
en el medio de este verano cero
alejando todo miedo
que pueda llegar a aparecer
sólo deseo que este conjuro
jamás se vaya
porque tenerte es un deleite
que nunca pensé volver a sentir
ANA LUCÍA
instagram: sideralser
blogspot: e-terea.blogspot.com
MAR DE ARENA
LEILA PERALTA
instagram: leiladaniela_fb
EL ÚLTIMO TREN
suena lejano, lejano aún el sonido de quizás el último tren de la estación.
¡aún vive la noche!
me siento en el patio, fumo maquinalmente por vez perdida.
cruzo el pasillo, miro la calle sumisa
se presiente el otoño.
la calle me sabe a ausencia
aunque siempre ha sido muy frecuentada
pero hoy daña de soledad.
la señora de en frente se ve en la ventana, debe de estar mirando televisión como en el resto de la cuadra
como el resto del barrio.
vuelvo sobre mis pasos
sé que espero eso que nunca pasa
que aspiro a lo que nunca seré
que me falta aquello que no sé buscar
que quiero eso que perdí y no sé cuándo ni que es
y que muero lentamente en mis ganas locas de vivir.
me cuelgo en los detalles que siempre ignoro;
el farol ilumina mi ventana
desde adentro no lo había notado.
atrapo mi sombra con la palma de mi mano
¡qué pequeña es!
(¡eso es! sé que hay algo de lo que podré pensar en la noche
sé que podré escribir algo absurdo sobre las ventajas y desventajas de ser petiso)
escucho la nada en la calle
vuelvo al portón enchapado
voy por todo y me encuentro al silencio
las veredas son suelas que miran, escuchan, ¡viven!
se escucha que alguien moquea
quizás por un amor
(así lo pienso
pero así
no lo quiero aceptar)
será la joven vecina
que casi todas las tardes canta desde la terraza
¡ah! preciso eso
(me doy cuenta)
sufrir por un amor
y olvidar los problemas que realmente duelen
(¿acaso el amor no duele?)
el amor ; me sabe a muchacha quimera que se rebela a la realidad
y hace perder la razón
de una conciencia ficticia
(¿pasa eso acaso, panowi Karamazov?)
veo movimiento en la ventana de mi vecina de en frente
ademanes que delatan un reniegue actual
(¿no ves las noticias vos negrito? me reclaman algunas voces).
cojea un gato perdonando al viento
creo que la noche les pertenece a ellos y a los condenados
¡esotéricas similitudes sin mérito!
¡ah! extraña y vacía estás calle de mis múltiples infancias.
vuelvo otra vez ;
este pasillo
hermano de mis suelas
onírica imagen de mi subsuelo
quizás acá fue
donde aprendí a caminar
no lo sé.
dolientes las piernas
que ya no siento mías,
hoy a penas he andado
el camino que mi devenir mendiga.
vuelvo al patio
impluvio de mi repatingado
y recuerdo que me fui del barrio palpando el fango
en búsqueda de vida
y sólo encontré mares y morriña.
suena otro tren y me doy cuenta que ahora sí es el último,
vuelta de suspiros para los ojerosos
los dueños de nada
antaño, mi mirada era una
de todos esas bolsas caídas.
la muchachita de al lado hace rato dejo de hacer el sonido sutil de llorar
guarda tus lágrimas niña, guárdalas
¿qué harás si no cuando empieces a vivir?
¿qué reflejo delatará que tu vida esta al borde de caer, ahí, en donde todos tememos?
vos viento, pareces bello
cortina, seguí tu danza
perro vagabundo, seguí ladrando perro
agoniza noche nublada, agoniza
que la noche ya se ha marchado
libros, estoy harto de mis libros
¡ah! quisiera extinguirme…
creo que voy a acostarme
el sueño nunca me llama
pero allí sabré si hoy he vivido
pienso en la señora de enfrente mientras entro
la conozco desde que mi memoria ha despertado y no sé ni su nombre
pienso en la muchacha cuando me acuesto y la imagino un domingo en muchos años llevando la vida monótona como la señora de en frente
mientras bañándose en soliloquios
recuerda las lágrimas derramadas por un muchachito que no retiene
escuchando con disimulo los pasos de un vecino que nunca más vio,
mirando tele y siendo observada por un chico introvertido.
pienso por vez primera en éstas vecinas y me pregunto inocentemente
¿sabrán ver la noche y esta calle capitán rojas como yo la veo?
¿sabrán por qué lugar han sido los primeros pasos que han dado?
¿sabrán ellas acaso a qué hora pasa el último tren?
¿me verá la señora deambulando por mi pasillo desde su alta ventana y pensara que es lo que estoy haciendo?
¿escuchará mi ir y venir silencioso la muchacha de al lado?
¡ah! qué poco dura lo que considero resuelto
efímero es todo lo que acabo de confirmar
sí, el silencio es total
hasta que vuelvo a escuchar lo que quizás
(¡¡ahora sí!!)
sea
el último tren.
MAURO ELIZONDO
Revista Mundo Villa
DEL ECLIPSE
y otros encuentros
que nublan
la vision
como la sombra de este árbol
contra el sol
edificios
anteojos oscuros
la propia claridad
la sal del mar en el ojo
cualquier sustancia
en el ojo
volazos
siempre hay algo en el ojo
y esa cosa que se nos nubla
se llama gente
o historias que la gente cuenta
más tarde vi perdida
la luz de la luna
en otro cuerpo
y todo claro, no tan claro
siguió su rumbo
(un día nunca es igual al otro pero es parecido
yo aprendo con las nubes
y las aguas
y las frases que escribo)
mi poesía esta acuática
salada
dulce, ojalá fuera dulce
mi san cosme y san damian
estar en la naturaleza
es dejar un poco la palabra
pero solo un poco
sino qué hago
con ese tanto de aire en el pecho?
sin querer imito el niño
que parece dormir sereno
pero cuando se despierta habla
de manera retorica
qué hago con todo este cambio?
decime qué hago
con todos esos planes dentro del cajón?
pregunto cerrando los ojos frente al fuego
y en tiempo
de meditación
la respuesta vendrá solo después
solo después
este pensamiento una vez más
tiene la aridez
la fuerza
de tres desiertos enteros
BEATRIZ RAS
instagram: biaras
Marco los libros que leo.
A veces marco lo que me gusta,
a veces marco lo que me pregunto.
A veces rayo,
a veces punteo,
a veces resalto.
Marco los libros que leo.
Nunca como algo "útil",
siempre como una clara señal:
estuve acá.
...
estuve.
VICTORIA GÓMEZ VIÑAO
instagram: vigomezvi
Agradecemos a todes les artistas por colaborar en este octavo número de Revista Perséfone.
Les esperamos a todes para la próxima convocatoria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario